Antes de que se llenara de
modernos que van a bares de viejos, en la calle Pez estuvo la tienda de Slide
Chorus. Además, al lado estaba también Snapo, que por aquella época vendía casi
exclusivamente merchandising punk y hardcore. Esto, unido a las cosas que
organizaba el fanzine Eightball con la ayuda de la mítica Record runner y el
Louie Louie, hizo que fueran unos años animados para la escena punk en Madrid,
donde además había bastante buena gente entre los involucrados. No duró mucho,
claro, como casi todas las cosas divertidas.
Este era el típico concierto
en el que siempre encontrabas a alguien conocido, ya fuera entre el público, o entre
las bandas. A mí no había muchos grupos locales que me gustaran, pero por unas
cosas o por otras, terminaban siendo conciertos divertidos.
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